20 marzo 2015
El Octosílabo de fiesta
Por: Jorge Luis Peña Reyes
Una de las instituciones culturales de mayor relevancia en Puerto Padre es sin dudas el Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel Cucalambé, fundado el 26 de febrero de 1993 por un conjunto de creadores, en la casa de la escritora Reina Esperanza Cruz Hernández y liderado todavía por el poeta Renael González Batista, bajo la sola condición de reconocer la décima, admirarla y cultivarla en sus múltiples variantes.
Así surgió el heterogéneo grupo que incluyó a literatos, repentistas, músicos, pintores y hasta admiradores de la estrofa nacional.
Pronto, el grupo adquirió dimensiones internacionales al incluir en sus filas representantes de un grupo de países de habla hispana y gracias a la gestión permanente de Renael González, gestor del Concurso Villa Azul, que convocado en una ocasión a nivel internacional tuvo excelente acogida en Cuba y el extranjero.
Luego vendría la sostenida correspondencia con un grupo de poetas que prestigiaron con su membresía la asociación.
El Indio Naborí, Pedro Péglez, Luis Rodríguez Almaguer(El Chino Velazqueño).
Alrededor de 80 integrantes conforman la nómina actual, con presencia de autores de casi todas las provincias del país y de naciones como México, España, Chile, los Estados Unidos, Perú y Colombia.
Muchos otros importantes poetas tuvieron intenso diálogo con el grupo Espinel Cucalambé que entre otros valores incluye a Renael González, considerado por especialistas, uno de los autores más notables del entramado poético nacional y sobre todo desde su apuesta por la décima, donde realizó y realiza sus mayores aportes.
Desde su libro Sobre la tela del viento, premiado con el Heredia en 1973, su obra decimística trascendió el paisajismo de esos años para convertirse en depósito de otras inquietudes temáticas.
Su poema Tu mirada fe musicalizada en la dácada del 70 por su sobrino José Antonio Rodríguez González cuando era el cantante principal del grupo Moncada y es a mi juicio la estrofa octosilábica romántica más popular de la cancionística cubana, tanto dentro como fuera del país.
De ahí su sacerdocio por fomentar en las generaciones más jóvenes el amor por la estrofa nacional.
Bajo su sombra aparecieron los más diversos proyectos y es indiscutible que la mayor beneficiada fue la espinela, las tradicionales Jornadas Cucalambeanas, y la cultura puertopadrense debido al aporte de sus autores.
Hoy es rarísimo en Puerto Padre que surjan poetas cuyo primer contacto no haya sido el molde cucalambeano.
Además de su valor intrínseco de cubanía, la estructura octosilábica, le aporta a los noveles herramientas literarias imprescindibles como la economía de recursos y la experiencia de ceñirse a universos limitados para desde allí elaborar un discurso coherente y novedoso.
Existe un conjunto de publicaciones de índole promocional, así como libros y antologías que evidencian el desarrollo de los villazulinos en el cultivo de la estrofa de los diez versos.
Como institución cultural El Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel Cucalambé merece por sus resultados la adecuada atención y apoyo para continuar y fortalecer la labor comunitaria que constituye hoy el corazón mismo de este conglomerado creativo. A esta altura ya debía contar con una sede social que logre desde una mejor organización y autonomía mayor proyección en su gestión de promover la cultura desde esta humilde guajira instalada por derecho propio en las más exigentes plazas de la realeza literaria internacional.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario