11 agosto 2012

Los abuelos o el arte de la doble paternidad

Los abuelos o el arte de la doble paternidad

Jorge Luis Peña Reyes


Por: Jorge Luis Peña Reyes

Para los abuelos los nietos son hijos reeditados, la oportunidad de corregir el tiro, la promesa de una vida continua y la dádiva doble de la entrega.
Para los abuelos, entregarse, jugar con los hijos de sus hijos, es reafirmar su condición de padres desde una perspectiva diferente. Por eso son más permisivos cuando abandonan el miedo al respeto, como si este fuera una mercancía retributiva o tal vez porque la vida, los achaques y la robustez de sus nietos, les recuerda que no habrá tiempo para recompensas a su amor.
Los abuelos no son los padres fuertes que los nietos tienen como un referente a imitar, pero dejan una huella imborrable durante la infancia: esa misteriosa conexión que se establece entre las canas y el pelo ralo de los nietos. Ambos, porque tienen al sillón como espacio común para rememorar sueños que adquieren de pronto rostro de cuentos infantiles.
La vida enfrenta a los abuelos y los nietos con similitudes fisiológicas compartidas para que la unión sea perfecta y plena. Ellos conversan sobre los dientes flojos, de una parte con la promesa de los venideros y de la otra con la gratitud por los que ya son de acrílico.
No requieren de la velocidad que les sobra a los padres y sienten una dependencia a las mismas personas de su alrededor. Se consuelan y hasta justifican las conductas que solo ellos pueden perdonar.
Sus comidas se parecen, al punto de poder intercambiarlas sin extrañar el condimento excesivo o la mucha sal. Son torpes para alcanzar los objetos y por eso reciben las mismas reprimendas en la mesa.
Descubren las palabras y le añaden nuevas luces con matices simpáticos porque hacen el tiempo para reparar en sutilezas que otros no advierten.
Lo que muchos no saben es que los abuelos, esos padres especiales, tienen la infancia de frente y los nietos son los únicos espejos en los que se miran con un apetito por la vida que casi nadie entiende.
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04 agosto 2012

País de escueta melodía para escuchar



Mi país tiene rumbo hacia lo idéntico, 
un boceto calcado por la táctica
donde nada es sencillo, ni la práctica 
con su rostro signado y esperpéntico. 
Aún así, quiero anclarme y es auténtico
fundirme a una matriz casi biológica.
A partir de los míos, esta lógica 
se hace fusta, efigie, resonancia.
Se disipa una casa en la distancia.
y otra casa se yergue melancólica.


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