RADIOREVISTA ACTUALIDADES
11 DE MARZO DE 2014/ COMENTARIO
Los salmos luminosos
Por Jorge Luis Peña Reyes
Una de las críticas más visible de la actual poesía cubana, coherente con el postmodernismo que se respira en todas partes, es la estridente experimentación y la frialdad de sus propuestas, que incluye palabras obscenas o motivos baladíes que dejan a un lado la transmisión de un ambiente emocional, elemento que durante mucho fue y aún es para mí, la esencia misma de la lírica, a pesar de sus varios siglos de vida. Tal vez como tantas cosas, esa motivación primigenia desaparezca del mundo actual o tal vez yo, en nombre de otros muchos, me resista a esta nueva naturaleza que exhibe hoy el poema contemporáneo. Por eso cuando releo el poemario Salmos oscuros del escritor Frank Castell González, (LasTunas 1976) recién publicado por el sello editorial Oriente en el que la honestidad se respira en todos y cada uno de sus textos, me afirmo en este distanciamiento a gusto, y rechazo tácitamente esa manera otra que algunos concursos de las urbes estandarizan y protegen como poesía moderna y que muchos interpretan como obligado camino.
Frank dice: Qué falta me hace caminar sobre una cuerda. Dejar el pecho a la deriva y no pensar en el residuo que el ayuno deja. Qué falta le hace a mi dolor un verso o un antifaz para romper esta costumbre.
Todo es cuestionable a partir de esta mirada mía o acaso la tristeza, el desarraigo y la desesperanza no alimentan ya a los poetas del tercer milenio, pero como dijera el evangelio: si la sal se desvaneciera de qué servirá sino para ser pisoteada.
Encuentro en estos poemas breves una contención sugerente y universal, como si lo cubano se extendiera hacia mundos inescrutables y me hallo en cada uno de estos reclamos existenciales a orillas del mar e intento como él ser cronista de este mismo sentir. No hay en Salmos oscuros poses experimentales, sino una conexión con esos autores que siguen siendo la dieta predilecta de Frank Castell; Vallejo, K. Cavafis, Miguel Hernández, Ángel Escobar, Heredia y otros que se filtran en su aliento de autor consagrado a describir su más inmediata realidad con el corazón como tintero. En sus libros anteriores se reconoce esta línea discursiva para conforman así una obra poética coherente, honesta, al margen de todo oportunismo promocional. Por suerte, muchos lectores agradecen estos salmos... que por oscuros no deja de ser luminosos o acaso la luz es más reveladora si se mira desde dentro del túnel, que propone Frank.
Una de las críticas más visible de la actual poesía cubana, coherente con el postmodernismo que se respira en todas partes, es la estridente experimentación y la frialdad de sus propuestas, que incluye palabras obscenas o motivos baladíes que dejan a un lado la transmisión de un ambiente emocional, elemento que durante mucho fue y aún es para mí, la esencia misma de la lírica, a pesar de sus varios siglos de vida. Tal vez como tantas cosas, esa motivación primigenia desaparezca del mundo actual o tal vez yo, en nombre de otros muchos, me resista a esta nueva naturaleza que exhibe hoy el poema contemporáneo. Por eso cuando releo el poemario Salmos oscuros del escritor Frank Castell González, (LasTunas 1976) recién publicado por el sello editorial Oriente en el que la honestidad se respira en todos y cada uno de sus textos, me afirmo en este distanciamiento a gusto, y rechazo tácitamente esa manera otra que algunos concursos de las urbes estandarizan y protegen como poesía moderna y que muchos interpretan como obligado camino.
Frank dice: Qué falta me hace caminar sobre una cuerda. Dejar el pecho a la deriva y no pensar en el residuo que el ayuno deja. Qué falta le hace a mi dolor un verso o un antifaz para romper esta costumbre.
Todo es cuestionable a partir de esta mirada mía o acaso la tristeza, el desarraigo y la desesperanza no alimentan ya a los poetas del tercer milenio, pero como dijera el evangelio: si la sal se desvaneciera de qué servirá sino para ser pisoteada.
Encuentro en estos poemas breves una contención sugerente y universal, como si lo cubano se extendiera hacia mundos inescrutables y me hallo en cada uno de estos reclamos existenciales a orillas del mar e intento como él ser cronista de este mismo sentir. No hay en Salmos oscuros poses experimentales, sino una conexión con esos autores que siguen siendo la dieta predilecta de Frank Castell; Vallejo, K. Cavafis, Miguel Hernández, Ángel Escobar, Heredia y otros que se filtran en su aliento de autor consagrado a describir su más inmediata realidad con el corazón como tintero. En sus libros anteriores se reconoce esta línea discursiva para conforman así una obra poética coherente, honesta, al margen de todo oportunismo promocional. Por suerte, muchos lectores agradecen estos salmos... que por oscuros no deja de ser luminosos o acaso la luz es más reveladora si se mira desde dentro del túnel, que propone Frank.
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