LOS QUE ESCRIBEN PARA NIÑOS SE CONFIESAN
Enrique Pérez Díaz
Mientras no viaja por sus menesteres culturales o el reclamo de sus editores, el joven poeta Jorge Luis Peña Reyes (1), vive buena parte del año con su esposa e hijos, su familia, en Puerto Padre, un poblado marino que se encuentra en Las Tunas y al que siempre su entrevistador de hoy anhela regresar, aunque lo lleve muy atrapado en el corazón. Activo promotor, incansable en su tarea, Jorge Luis es uno de los seres más éticos y llenos de valores humanos que conozco, un auténtico defensor de la infancia, sin pose alguna, la de un humilde soñador que desgrana versos o poéticas prosas para que los niños se encuentren en el instante mágico de una estrofa. El humor, la cubanía, pero también una gran imaginación presiden su obra que ya traspasa las fronteras de la isla y ha sido galardonada, reconocida y, sobre todo, disfrutada por sus principales destinatarios: esos niños que en su decir no significan más que la patria definitiva de la humanidad, lo cual no es más que la relectura martiana de que la infancia es la esperanza del mundo.
0 comentarios:
Publicar un comentario