08 agosto 2015

Los propósitos de Frank

Por: Jorge Luís Peña Reyes

Con el proyecto de novela Los Hijos de Caín el escritor Frank Castell González obtuvo hace unos días la Beca de creación Ronald Leyva Casimiro que cada año otorga la Unión de escritores y artistas de Cuba en Puerto Padre.

Aunque su oficio  ha sido el de poeta, también incursiona en el teatro y la novela desde que sus inquietudes le hicieron parte del curso de formación literaria Onelio Jorge Cardoso  en el año 2000 y Guillermo Vidal su coterráneo tunero, lo invitara a conocer el mundo de la prosa.

Considera que la  novela más que el cuento  ofrece muchas  posibilidades porque no es un género hermético y le permite experimentar y adentrarse en otros personajes desde una visión más humana.

Los hijos de Caín cuenta la historia de dos muchachos, uno que escribe historias y el otro, un lector empedernido,  que por un absurdo se ven implicados en un conflicto judicial y que desde sus visones y experiencias propias narran sus vidas llenas de contradicciones y cicatrices.

Con un lenguaje significativo,  el narrador  se adentra en el existencialismo de Manuel y del Beny. Uno puede reconocer la forma propia que tienen los poetas para adentrarse desde la síntesis y la intensidad en este binomio de personajes que de forma alterna se revelan al lector.

Ya por estos días debe salir por Letras Cubanas su nueva  entrega lírica Fragmentos de isla que mereciera un año atrás la misma beca de creación de la UNEAC puertopadrense  y que le permitió en seis meses culminar,  este y otros poemarios, muy bien acogidos por la crítica como es el caso de Los salmos oscuros publicado por Oriente y nominado al premio nacional de la Crítica.

Sobre Fragmentos de Isla nos dice que es un volumen sobre la  insularidad y la circunstancia del mar por todas partes, como dijera Virgilio Piñera. Incluye poemas en prosa, unos breves casi epigramáticos, otros extensos en  un equilibrio de luces y  sombras.

Con ocho poemarios publicados en editoriales cubanas de prestigio y con  el oficio de la televisión sin apenas recursos, Frank radica desde hace varios años en Puerto Padre y ahora con su casa familiar frente a la costa, promete desde su compromiso con la literatura ser testigo de su época, con la armadura  de  la honestidad y el verso esencial que le caracterizan.

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