26 marzo 2011

Las puertas y el estigma


Las puertas y el estigma: Éxodo para dos mitades *


Frank Castell, 02 de marzo de 2011
Cuando un autor escribe con la intención de provocar a su tiempo abre puertas a veces infranqueables. Jorge Luis Peña Reyes (Puerto Padre, 1977) conoce muy bien el oficio de tocar la llaga desde la literatura. Entre sus libros para niños se encuentran Donde el jején puso el huevo, ganador del Premio Regino E. Botti y publicado por El mar y la montaña, y luego reeditado por Sanlope y Gente Nueva, lo que demuestra que su obra tiene muchos seguidores en Cuba. Sin embargo Jorge Luis nos propone transgredir las fronteras con Éxodo para dos mitades, una deuda que tenía con la décima y que ahora la editorial Sanlope, de Las Tunas, saca a la luz.

El decimario está escrito con la intención de atraer al lector desde la mirada profunda de un poeta que conoce muy bien los secretos de la estrofa nacional. Existe un balance entre el octosílabo y el endecasílabo lo cual le concede un ritmo acertado en cada uno de los textos. Referencias al tema bíblico y las preocupaciones del hombre enriquecen sus páginas:

La esperanza es el puñado de lodo
en el que nos pusieron a vivir,
una rendija de cielo que asir
al llanto insobornable, mientras todo
inunda la semejanza del Todo
y los cuerpos floten en la mirada
de Dios golpeando a esta mal llamada
eternidad.
(…)

(“Salmo de Noé por sus vecinos”)

Estamos en presencia de un libro modelado con inteligencia. Texto a texto el autor entrelaza imágenes desde la solidez conceptual. En mis años como lector no recuerdo haber recorrido los senderos de la fe como enfoca Éxodo…:

Nadie palpe el desconcierto
de las aguas que hay en mí.
Nadie recuerde que fui
un náufrago, algún experto
en soledad, con el muerto
esplendor de la epopeya.
(…)

(“Jonás”)
Las preguntas a Dios, el cuestionamiento a la vida y el suicidio son aristas encausadas desde la óptica del escape traumático. Raúl Hernández Novás, Alfonsina Storni, César Vallejo, Federico García Lorca, Van Gogh, el Werther de Goethe, son el pretexto para abrir los ojos que a veces la vida cierra. Puedo decir con toda franqueza que el autor de los girasoles está presente en los versos, eficaz manera de captar los minutos finales del genio holandés:

(…)
Auvers sabe mi locura
de siluetas y cipreses.
Auvers sabe cuántas veces
del polvo nace una queja.
y yo renuncio a mi oreja
como hace el mar con sus peces.
(…)

(“Autorretrato de perfil”)

Si hay un ejemplo que corrobora cuánto puede provocar la poesía de este joven poeta es sin dudas “Conversación con Johnny Carter”, conjunto de décimas dedicadas a José Luis Serrano y que parten del relato El perseguidor, de Julio Cortázar, donde el personaje cuestiona la existencia de Dios. Sin embargo el texto de Jorge Luis ofrece un giro inesperado:

(…)
Sólo queda una balanza
al borde de este concierto,
un equilibrio despierto,
un saxofón que descansa.
Ya descubrimos que a ultranza
existe un silencio atroz.
Imaginemos los dos
que la morada esté abierta,
o que rompamos la puerta,
y que al final esté Dios.

Abrirse paso entre la explosión de títulos publicados por casas editoriales más reconocidas pudiera condenar la obra de un autor no residente en La Habana, pero nacer en Las Tunas y aproximarse a la décima es la mejor forma de rendir homenaje a Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.

Celebro que Jorge Luis publique por Sanlope, sólo espero que la promoción esté acorde con la calidad de este volumen y los lectores de todo el país tengan el acierto de adentrarse en Éxodo para dos mitades. Se puede vencer el estigma de la distancia cuando se escribe con autenticidad. Las puertas se abren sólo con la verdad. Jorge Luis Peña Reyes conoce el misterio y la estrechez de ellas. Su obra es una llave infinita.
* Reseña ganadora del Concurso X Aniversario de Cubaliteraria.

El Quijote de Puerto Padre

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